LA CAMISA HAWAIANA, ESTILO TROPICAL SUPREMO


“Érase una vez un archipielago de islas situado en el universo del Océano Pacífico. Allí habitaba una cultura espléndida de gentes de amplia sonrisa y decorados florales. Las danzas, la música y las ceremonias imaginaban una comunidad en paz y armonía con la naturaleza de su entorno.

Las grandes flores, lo sublime de los paisajes, los colores alegres y vivos y los animales exóticos, entre otras maravillas y menesteres, configuraban en definitiva la imagen de un paraíso que daría vida a una de las prendas más populares y características de la moda estadounidense, la camisa hawaiana“ (Chopper Monster)

EL ORIGEN DE LA CAMISA HAWAIANA

Por lo general se considera a Ellery Chun el artífice o creador de la camisa hawaiana, pero es complicado otorgar la autoría del diseño a una sola persona, pues como veremos, éste y sus estampados forman parte de un periodo de tiempo donde interactúan multitud de factores y personas.

Lo que sí es cierto es que corrían los años 30, la década de la gran depresión, y Ellery Chun se las ingenió para comercializar una prenda que hasta entonces no tenía un tirón de venta extraordinario. Fue a través del negocio familiar, una pequeña tienda textil situada en la estimulante y afrodisíaca zona de Waikikí, como emprendió carrera, estampando restos de retales - en camisas que vendía a los turistas más curiosos, y posiblemente, extravagantes.

Se considera a la camisa hawaiana, más conocida como Aloha Shirt, la primera prenda textil exportada desde la isla. Exportación en cierto modo inconsciente, ya que fueron en gran medida los turistas quienes se encargaron de hacerlo comprándolas como recuerdo que luego lucían orgullosos entre sus amigos en fiestas de campo o bien regalaban como souvenir. Hasta entonces la camisa hawaiana no era otra cosa que un presente característico de la localidad que llevarse a casa como recuerdo de las vacaciones.

“La camisa hawaiana era como una postal, pero una postal que se podía usar”

No fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando Alfred Shoheen transformó el universo de lo que hasta entonces había sido un souvenir, en una prenda que marcó tendencia, se convirtió en reflejo de una época y abanderó una de las subculturas más representativas de la California de los años 60, la cultura surf.

En cuestión de años la camisa hawaiana pasó a formar parte del vestuario norteamericano de la costa oeste y hacerse un hueco en los armarios de las casas americanas a través del imaginario de Hollywood. ¡Eso es, la camisa hawaiana!


ALOHA SHIRT, UNA PRENDA CON ANTROPOLOGÍA Y LEYENDA

Es posible que el origen de su diseño sea la camisa palaka entre otros motivos, camisa que por lo general vestían en Hawaii los trabajadores del campo.

Por entonces la economía de las islas era esencialmente rural y las plantaciones de caña de azúcar y piña congregaban a multitud de emigrantes procedentes de países orientales como China, Japón y Filipinas.

Algunos de estos trabajadores emplearon su tiempo libre en la confección de prendas textiles tras la jornada laboral para sacar un extra. Las confeccionaban a partir de restos de telas procedentes de sus países de origen (China y Japón), de ahí la importancia que se otorga al kimono japonés como una de las principales influencias en el ámbito de los estampados de las camisas hawaianas.

Los niños isleños lucían alegres estas camisas causando sensación entre los turistas, quienes compraban y contribuían a la popularización de la prenda.

Por otro lado parece ser que ciertos comerciantes optaron por estampar motivos coloridos a las aburridas y serias camisas palaka de los trabajadores del entorno rural, otorgándoles presencia y un cierto aire fresco. Por estos dos motivos es complicado adjudicar la autoría del diseño a Ellery Chung, que si bien fue un emprendedor que supo abarcar y comercializar la camisa hawaiana, no fue él únicamente quien desarrolló la técnica de los estampados.

El origen de la camisa hawaiana más bien parece obra de un colectivo de gentes que con ingenio configuró el prototipo, sin saber dibujó su imagen y con humildad le dio la esencia.  ¿Y qué podía surgir de semejante panorama? ¿Qué podía salir de la batidora si lo que llevaba el cóctel era sol, olas, flores de colores, niños jugando, y familias divirtiéndose en sus días libres mientras el Pacífico velaba por ellos?

Como decíamos, es posible que el diseño se deba al patrón de la camisa palaka que usaron los trabajadores de las plantaciones. A ese patrón se le estamparon motivos característicos de la cultura oriental asiática como cañas de bambú, tigres, árboles o lugares tranquilos como montes o montañas emblemáticas, y más tarde se incorporaron los temas propios de la isla.

“Llegar a Hawaii… y cambiar mi camisa por una hawaiana de colores rojos fuertes, azules salvajes y amarillos deslumbrantes… Hasta que no la vestía no podía decir que había llegado a Waikiki Beach”, Elvis.

HOLLYWOOD Y EL ROCK AND ROLL

Harry S. Truman. Presidente de EEUU y su equipo
Pasaron los años, y así llegó la sensacional década de los 50 para la cultura popular estadounidense, y con ella el rock and roll y el cine, creadores directos del imaginario social de un país que vivía sus mejores momentos.

En este contexto figuras ilustres como el presidente demócrata de los Estados Unidos Harry S. Truman, actores icono como Burt Lancaster o el mismísimo rey del rock and roll Elvis Presley ayudaron a popularizar el uso de la camisa hawaiana vistiéndolas en apariciones públicas de todo tipo.

También hay que destacar la influencia de medidas de corte político que tuvieron como objetivo potenciar el uso de la camisa, como “La semana Aloha” (1940) o “el Aloha Friday” (1966), ejemplos de fórmulas institucionales destinadas a la normalización de su uso en el ámbito del trabajo, rompiendo con la visión de vestuario friki de crucero, que muchos costumbristas tenían por entonces de la camisa hawaiana en EEEUU.

EL SURF DE LOS AÑOS 60, LA ERA DORADA DE LA CAMISA HAWAIANA

La cultura surf que se desarrolla desde los años cincuenta en la costa de California no solo supuso un cambio de vida para los jóvenes que decidieron practicarlo, también conllevó el giro de toda una industria del entretenimiento teenager que eclosionó con la llegada de los años sesenta.

Apareció un nuevo registro musical denominado surf instrumental, así como la música surf o la música hot rod, todas variantes del rock and roll y envueltas en un universo playero de diversión infinito, camisas hawaianas, y fiestas en la playa iconizadas por figuras como Dick Dale o los Beach Boys.

De la playa brotaba una subcultura aparentemente inocente, sin preocupaciones profundas, donde la única matriz era pasarlo bien. Una cultura integrada que, eso sí, unida a las del hot rod, los moteros, y el rock and roll, diseñaba el nuevo mapa de rutas de la sociedad de consumo estadounidense. Los jóvenes ahí mandaban y la camisa hawaiana terminó de institucionalizarse a través de la música surf y su universo playero.



La lista de personajes ilustres que ejercieron el "aloha" es casi interminable, sin mencionar el infinito número de hogares que contaron y cuentan con uno o más ejemplares de esta prenda.




En la actualidad la camisa hawaiana continúa en auge, si es que alguna vez no lo estuvo. Una prenda fuera de serie que se ha abierto camino en todas las décadas y ámbitos de la vida. Aumentan las narraciones de sus estampados, se libera su patrón y se multiplican los temas a la vez que cambian las costumbres y la moda, pero siempre mantiene la fórmula de la eterna juventud que le otorgaron los paisajes y gentes del archipiélago. Una prenda fresca y sobre todo cómoda.

“Si no existiera habría que inventarla” 

“Hay prendas contingentes, pero ésta es necesaria”

Ideal para atracar un banco, genial para ejercer de narco o bailar la conga, e ideal para conducir, bien una chatarra descapotable del año de la pera o un escandaloso Ferrari Testarossa. ¡Incluso para aterrizar en la luna! Sea cual sea la ocasión, la camisa hawaiana nunca pierde su esencial protagonismo.


2 comentarios:

Una boda y ¡hawaiana!, a ver por donde empezamos.